miércoles, 17 de febrero de 2010

La vida en el Exterior no es mejor… ¡Pero es más fácil!

Por fin me decidí a empezar mi propio blog. No me considero un escritor excelso, pero me gusta escribir, y suelo ser de las personas que hacen lo que les gusta hacer.


El título de esta primera entrada es un poco polémico. Y es que de hecho es éste el tema que más ha ocupado mi mente en los últimos meses. He sido y soy defensor de quedarse en Venezuela, trabajando por ella. Muchos vínculos tengo con mi país, en particular con mi universidad, y vivir en el extranjero te muestra las maravillas que tenías y no habías visto. Sin embargo, siempre fui de los que criticaban duramente a la gente que decidía irse del país. Parece una conducta irresponsable, ya que el emigrante venezolano generalmente está bien educado y tiene buena plata, algunas veces estudió en universidades públicas y principalmente porque posee una enorme deuda con el resto de la sociedad. Cuando menos, se está fugando mucho potencial para rescatar al país y avanzar hacia un futuro mejor.

El hecho es que vivir en el exterior cambia los paradigmas, el marco de referencia con que vemos y analizamos las cosas. Es difícil criticar a alguien que emigra para dar más seguridad a sus hijos, cuando en estas latitudes no hay absolutamente ninguna preocupación en ese respecto. Es difícil criticar a alguien que emigra buscando mejores oportunidades, cuando se ven tasas de desempleo bajísimas – en medio de la crisis financiera global – y salarios que permiten a la gente tener una vida digna sin trabajar de más. Es difícil criticar a alguien que emigra buscando mejor calidad de vida cuando ya es un hábito buscar en Internet a qué hora sale el autobús que te lleva a tu destino, y ese autobús está ahí a esa hora prestando un servicio de calidad. Es difícil… Como así también lo es la vida en Venezuela.

Pero sigue habiendo motivos para no emigrar permanentemente. Porque es difícil imaginar un mejor lugar para vivir que aquel donde la gente es más solidaria y más cálida como en Venezuela. Esto no se limita a la tan estereotípica sabrosura criolla. Dos ejemplos de estos seis meses en el mundo desarrollado bastan para ilustrar el punto.

No hay mejor lugar para empezar a analizar el entorno que el sitio donde se vive. En la residencia estudiantil desde donde escribo hay cocina compartida. En este mismo corredor viven otros quince estudiantes, en su mayoría suecos de entre 20 y 30 años de edad. Luego de dos meses aquí sólo sabía el nombre de unos tres o cuatro. Luego de cuatro meses aquí sólo había tenido unas tres conversaciones de más de tres minutos. Luego de seis meses aquí parece normal estar una hora en la cocina con otras dos personas y que nadie diga una palabra; como tampoco llama ya la atención el hecho de que la única forma de comunicación grupal es quejarse en el pizarrón de que la cocina está sucia. Cuesta imaginar una situación igual de incómoda y desagradable – en el mismo sentido – en Venezuela.

Es increíble como puede aprender alguien sobre sí mismo y su cultura a través de sus amigos. El semestre pasado conocimos a una enorme cantidad de gente que estaba en la misma condición, estudiantes de intercambio que no sabían nada de Suecia ni de su cultura y que se estaban adaptando al nuevo estilo de vida. Esta situación hizo que rápidamente se hicieran muchos panas, algunos altos panas y uno que otro casi-hermano. Uno de esos estudiantes, un suizo, pasó por algunas dificultades a finales del término: por invitar en varias ocasiones a amigos que lo visitaban de Suiza a quedarse en su casa – en teoría no permitido, pero que no está mal visto y es muy común – lo hicieron desalojar su residencia. Él y sus dos panas no tenían sitio para quedarse en el futuro cercano. Uno de los venezolanos, amigo cercano de él, le ofreció que se quedara en su residencia en esos últimos días. Esto de por sí ya lo sorprendió. Pero cuando otros venezolanos le dijimos que sin problemas sus amigos se podian quedar con nosotros el tiempo que estuvieran acá, ¡su sorpresa fue mayúscula!. No podia entender cómo les ofrecíamos hospedaje a personas que acabábamos de conocer.

Ciertamente no es fácil encontrar esa hospitalidad aquí. Este simple hecho habla muy bien de la solidaridad de los venezolanos. Quizás en medio de la difícil vida que lleva el venezolano hayan surgido estas maneras que ahora nos caracterizan. Estos pequeños detalles son los que pueden ayudar a no decidir irse, a no abandonar sin retorno previsto al país que nos vio nacer y al que tanto le debemos.

¿Para qué abrí este blog? Para decir cualquier cantidad de cosas que se me ocurran y considere relevantes, algunas serias y otras no tanto, de los viajes que he hecho, de la situación del país y de lo que pueda observar del lugar en donde me encuentre. No he olvidado que uno de los motivos para pasar este año fuera fue observar cómo los europeos solucionan sus problemas del día a día, para llegar con una visión más amplia y apoyar la solución de los de Venezuela. Por eso comentaré las diferencias interesantes de nuestro país con los sitios que he visitado y que visitaré. Bienvenidos sean sus comentarios sobre esto que estoy estrenando y que he querido hacer desde hace tiempo.

Hejdå !

PD: Las entradas anteriores a esta son cosas que había escrito en Facebook el año pasado.

9 comentarios:

  1. Excelente tu Blog! Pienso que para irse de su País Natal hay que pensarlo 1000 veces y ahora más!

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  2. Me gustó mucho el artículo, que recoge muy bien el espíritu venezolano de la solidaridad. Creo que para los que tenemos a Venezuela como plan A, B, C, ... debemos trabajar duro, basándonos en esas cosas buenas, pero también con claridad sobre las malas, como por ejemplo el vivir la vida como si fuera una piñata a la que se le cae a palos para sacarle de todo y, una vez caída, se le cae encima, en una de todos contra todos, a ver quién saca más. Éxito en Lund.

    Un abrazo,

    William

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  3. HERMANAZO, TE FELICITO POR TU INICIATIVA... DE VERDAD MUY ALECCIONADORAS TUS REFLEXIONES... E'XITOS!!!!

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  4. Gracias a todos por sus comentarios. Y si profe, hay muchas cosas que cambiar, pero de eso se trata. Éxito a todos!

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  5. Por fin lo lei! me gustó el artículo. Saludos por alla!

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  6. Me parece excelente esa idea de hablarle a los jóvenes!!! Sobre todo en estos momentos convulsionados que vive Venezuela. Se por los momentos que estamos pasando, especialmente en materia de inseguridad. Yo tuve la dicha de vivir en Estados Unidos por tres años, claro está, eran otros tiempos y éramos felices y no no lo sabíamos. Estudié junto con mi esposo una especialización en Administración. Pero nunca, lease, nunca, pasó por mi mente dejar mi país, al cual añoro hasta la saciedad. He recorrido Venezuela a todo lo largo y ancho y se que tenemos un pais espectacular!!! Si es verdad hay que luchar para cambiarlo, no es nada fácil, pero tenemos que hacerlo: Ustedes, los jóvenes y nosotros, los adultos mayores, que tengamos fuerzas e iniciativa para luchar por este pais maravilloso. Animo, jóvenes y cuenten conmigo para su lucha. Ahí estaré!!!

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  7. Gracias! Es ese el espíritu para llevar adelante al país!!

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  8. Firmando asistencia por aca...'' luego comentarios

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